Jornada de Liberación de Morrocoy Sabanero en DEFORSA

El pasado viernes 18 de julio, se llevó a cabo en las áreas boscosas de DEFORSA, la liberación de 57 Morrocoy Sabanero (Chelonoidis carbonaria), procedentes del Sr. Miguel Mieres, el cual los tenía en cautividad, en un área muy pequeña, según él para la conservación de la especie. Dicha jornada la realizaron los BIOtrabajadores Voluntarios en horas de la tarde, interactuando un poco más con la naturaleza y regalándose un momento diferente entre compañeros de distintas áreas de trabajo, propiciando así la ruptura de rutinas en horarios de oficina.

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Diversos estudios indican que el morrocoy sabanero (Geochelone carbonaria) es uno de los animales que más está sujeto a la cacería ilegal intensiva a pesar de haber sido declarado en 1979 como una especie dependiente de conservación, estableciéndose así su veda indefinida según decreto N°95 emitido por el entonces Ministerio de Ambiente y los Recursos Naturales Renovables (MARNR). Además, está incluida en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna (CITES), de la cual Venezuela es signataria desde 1978.

Según los estudios, explican que “el sabanero” Tortuga_morrocoy_Sabaneroes omnívoro por lo que come estrictamente de todo; en apariencia se reproduce una vez al año al comienzo de las lluvias; es de hábito terrestre, encontrándose en bosques y sabanas con una distribución muy amplia en Venezuela, siendo más abundante en Guayana. “Prefiere las áreas de vegetación media o baja donde existan lugares con huecos, mogotes y rocas que le puedan servir de refugio”.

Destacan sus patas, las cuales recuerdan las de un elefante “porque no tiene dedos externos diferenciados y apenas se ven sus uñas”. Al igual que el resto de las tortugas o quelonios del mundo, “el morrocoy presenta una concha o caparazón formada por huesos que están cubiertos de una capa dura parecida al material de nuestras uñas. Este esqueleto externo rodea y cubre sus vísceras y lo protege por completo”.

Un análisis del biólogo Omar Hernández, sobre reproducción y crecimiento del morrocoy, señala que en la zona de Imataca esta especie de reptil ocupa el primer lugar en frecuencia de capturas de fauna silvestre para el consumo tanto en comunidades indígenas como criollas y en el resto del país, además de existir una fuerte tradición de consumir su carne durante la Semana Santa.

Al respecto, las observaciones de los científicos Stefan Gorzula y Glenda Medina detallan que en las sabanas al norte del estado Bolívar, esta especie se encuentra virtualmente extinta principalmente por la fuerte presión de caza ejercida básicamente por indígenas, mineros y leñadores.

“Esto se debe en parte al hecho que se pueden recolectar los morrocoyes vivos y mantenerlos en cautiverio en jaulas sencillas hasta que se requiere utilizarles”. Agregan que al ser el morrocoy un plato típico durante la semana mayor (hace algunos siglos la Iglesia Católica decretó que tanto el morrocoy como el chiguire (Hydrochaeris hydrochaeris) son peces) “existe cacería y tráfico ilegal para abastecer el mercado local”.

Lo recomendable para su preservación, es realizar programas de manejo y conservación de la fauna silvestre. Y este tendrá éxito en la medida en que sean aceptados por la población, lo cual dependerá de la ‘imagen mental’ que el público se forme acerca del problema y no necesariamente de la ‘realidad científica’ percibida por los expertos. Por lo que sugieren evaluar las actitudes tanto positivas como negativas que la población tenga respecto a la fauna silvestre “ya que ello podría ayudar en la planificación de conservación y manejo”, de igual forma seguir con este tipo de jornadas de re-introducción de especies a su hábitat natural.

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